domingo, 14 de junio de 2009

Interesante

EL PROFESIONISTA Y SU ÉTICA
Gabriel Cámara, Investigador en educación
LOS TÉRMINOS

Ante todo debemos ponernos de acuerdo en lo que significan los dos términos del título, ética y profesionista. El tratamiento del término ética tiene que ser filosófico, mientras que el de profesionista será a partir de las características que manejan las ciencias sociales. Es decir, en un caso, el filosófico, echaremos mano de nociones abstractas que se han manejado siempre en la humanidad. La palabra ética la acuñaron los griegos. Mientras que en el segundo, el sociológico, trataremos de describir los rasgos del ejercicio profesional en nuestros días a partir de la observación empírica, constatable por nuestra percepción o la percepción de otros observadores.
La éticaLa ética considera la responsabilidad, el intercambio, el diálogo entre personas. Responsabilidad viene de responder, por eso hablamos de diálogo. La responsabilidad es siempre ante alguien y no la podemos evitar.
Se trata del deber moral, interior, libre, que define el proceder humano consciente. El diálogo moral se establece con las otras personas, la comunidad, la naturaleza, lo trascendente. Ante ellos respondemos éticamente. Toda acción humana es de una o de otra manera una respuesta en este diálogo.
La ética no sólo nos fuerza a responder, sino que no acepta que lo hagamos arbitraria o caprichosamente. El diálogo moral sigue pautas internas que rebasan culturas y fronteras. La veracidad que debo a la persona con quien platico no depende del idioma en el que hablemos ni del país en el que estemos ni del asunto mismo que se trate. La honestidad al hablar es siempre un imperativo moral, aunque podamos fingir y engañar. Sin embargo, aun cuando nuestro interlocutor pueda quedar perfectamente engañado por nuestra mentira, nosotros cargamos internamente con el peso de haber violentado el orden moral. Sólo un cínico admitiría que miente al hablar, y socialmente quedaría descalificado. La obligación de hablar con verdad no espera la promulgación de leyes o có digos, aunque éstos llenan siempre una necesidad práctica para educar y tener referentes externos en la vida social.
El hombre nace con esta ley interior y la desarrolla al crecer en dependencia afectuosa de sus progenitores, al vivir la necesidad constante de dar y recibir, al compartir la sobreabundancia de la naturaleza, al verse rodeado de misterio, al desear saber siempre más, al apasionarse por la verdad.
Una visión superficial podría irritarse ante lo que parece una imposición a los humanos por parte de esta ley moral. Pero la clave está en la palabra moral, es decir, interior, natural. La ley moral no viene de prescripciones humanas sino que está grabada en la naturaleza. No es imposición abusiva, sino la guía para proceder bien, conforme a nuestra constitución y nuestro destino, aun cuando nos podamos desviar y contrariar a la naturaleza.
Ahora bien, si es interior, si es natural, hay que descubrir y reconocer que en la ley moral, en el proceder ético, tiene que estar la felicidad humana. La ética no es para mortificar, es para combinar esfuerzo con satisfacción, obligación con interés per sonal, es para vivir en plenitud. Esto hay que ilustrarlo con ejemplos.
¿Quién es más querida, más libremente deseada que la persona que amamos apasionadamente? Nadie piensa en imposición, todo es libertad. Y sin embargo, en la medida que nuestro amor es verdadero, aceptamos en el mismo acto la renuncia a amar a otra persona con esa intensidad, con esa particularidad. El misterioso destino de la libertad es dejar voluntariamente de ser libre cuando finalmente encuentra lo que quiere. Según la parábola evangélica, es el comerciante en perlas finas que cuando encuentra una de g ran valor, vende las perlas que tiene y compra la que le interesa. Se empobrece para ganar. Seguramente la mayoría de ustedes vio y gozó la reciente película mexicana El Callejón de los Milagros. Estarán de acuerdo conmigo en que las diversas historias de amor, de encuentros y desencuentros que arman la película se anudan en una historia de amor ejemplar, la de Almita y Abel el peluquero. Las otras historias nos hablan de los caminos que sigue el corazón humano en su deseo insaciable de amar y ser amado; pero de tal manera se nos presentan que hacen resaltar las insuficiencias y las frustracione s, la violencia y el sentimentalismo, el autoengaño y la bajeza. Sin embargo, no ofenden. El autor y el director tratan a sus personajes con gran comprensión y cariño. En cambio el amor de Abel, en medio de la separación y la tragedia, se revela como ejem plo de aspiración humana pura, la que da a las otras historias lo que les falta de grandeza y heroísmo. La obra dramática se anuda en esta historia de amor y en ella se nos revela la ley inscrita en quienes de verdad aman apasionadamente. Sin ella no se e xplica la generosidad de Abel ni el dolor de Alma. Esta es la ética que nos revela El Callejón de los Milagros.
Piensen ahora en otro ejemplo de comportamiento ético, esta vez en el campo del trabajo. Para muchos de ustedes el empleo en la industria maquiladora es una posibilidad muy real. Empleo, en nuestros días desplaza la noción de trabajo con su sentido de ac tividad autónoma, creativa, permanente, gustosa, responsable —ética, en una palabra. La antigua noción de trabajo se descubre en la actividad del artesano, del artista, del profesionista independiente, del empresario grande o pequeño que corre directament e el riesgo de sus operaciones productivas o comerciales. El artesano o el profesionista independiente se responsabiliza de todo, del cuidado de sus materiales, de los efectos de sus acciones, de su prestigio, de la relación con otros colegas.
En la industria maquiladora, en cambio, entramos a un mundo cada vez más impersonal, menos responsable en el sentido ético. Se encuentra un empleo, es decir, una actividad remunerada con un cheque quincenal, pero no una actividad creativa, permanente, aut ónoma, responsable. De existir opciones, un joven no dedicaría los mejores años de su vida a supervisar la operación mecánica con la que se ensamblan arneses dentro de una producción transnacional en la que el principal beneficiario es el capital corpora tivo. Como en la ciudad la subsistencia se basa casi completamente en el salario, el joven acepta el trabajo, pero sacrifica la creatividad, el orgullo, la estabilidad, el profesionalismo. Lo que se le exige en la maquila es algo muy riguroso pero muy dis minuido humanamente. No hay compromiso por parte de la empresa porque no viene a México buscando la dignidad del trabajo profesional o el cuidado de la naturaleza y el bienestar de la comunidad. La racionalidad productiva que mueve a la industria maquilad ora es pagar los salarios más bajos, recibir los mayores subsidios, conseguir las mayores ganancias, aun cuando sufran las familias, el entorno se degrade, la operación sea efímera. La fealdad urbana que vemos en Juárez o en Chihuahua se debe atribuir en gran parte a la subordinación de la ética del trabajo humano a los requerimientos de una industria explotadora como la maquila.
Me dirán que la maquila continúa la tradición histórica con la que se explotaron las minas en Chihuahua desde el siglo XVII; con la que se talaron los árboles que había en la sierra de Aldama, Nombre de Dios y Santa Eulalia, como afirman los historiadores ; con la que se han explotado los bosques para hacer papel; con la que se han venido terraceando los cerros para fabricar cemento; con la que se destruyó el patrimonio arquitectónico de la ciudad para dar paso a los vehículos automotores; con la que se ha invadido el espacio urbano en el que las calles y avenidas ocupan ya la tercera parte. Pero todo esto es histórico, así como sucedió, podría no haberse dado. A nosotros nos toca reflexionar y ver que en el futuro se conserve mejor el patrimonio natural y cultural de Chihuahua.
Conviene adelantar una respuesta a quienes no creen que todos llevemos la misma ley natural inscrita en nuestro interior, los que relativizan la ética. El relativismo de la ética no viene de diferencias en la ley interior sino de que pensamos poder dar re spuestas parciales a interlocutores diversos. Así, aun cuando nadie es totalmente malo y siempre habrá alguien al que le respondamos moralmente, no siempre somos congruentes con todas las interlocuciones a las que nos enfrenta la ley interior. El Callejó n de los Milagros es un buen ejemplo de estas bondades parciales que no alcanzan a integrarse, pero que no por eso dejan de tener su pequeña grandeza humana. Ahora puedo ilustrar con un relato terrible del escritor mexicano Ricardo Garibay. Dice que se lo refirió un testigo presencial. Cuando el comandante de la policía capitalina, Sahagún Baca, era lugarteniente de Durazo en tiempos de López Portillo, trajeron a los separos de la policía en el D.F. a un hombre que violó y mató a una niña. Sahagún Baca ba jó a los sótanos con el padre de la niña asesinada y ya enfrente del asesino sacó la pistola y la ofreció al padre para que se hiciera justicia por su propia mano. El padre en su confusión o su inocencia no supo que hacer. Entonces el comandante apuntó su pistola y abatió con especial placer, dice el testigo, al violador y asesino. Después, tranquilamente y aun con cierta ternura sacó unos billetes y le dijo al padre: "ahora vete a tu casa a llorar a tu muertita".
El profesionistaEl título de la conferencia supone que el profesionista tiene una responsabilidad especial, que éticamente está obligado a actuar congruentemente con su profesión. No en vano se le antepone el título al nombre; se le pide un servicio social; se le remuner a mejor. En otros países, al hablar del presidente, no se hace mención de sus logros académicos. En México, en cambio, siempre se saca a relucir el licenciado o el doctor. A los profesionistas se les pide que devuelvan a la sociedad algo de lo que recibie ron con el título y el prestigio social que los acompañará toda la vida.
Sólo que el entorno social del profesionista está cambiando rápidamente con el desempleo inducido tecnológicamente, con la devaluación de los títulos, con el cambio de paradigmas políticos, en medio de desastres económicos, sociales, ecológicos reales o en proceso.
El empleoEl pleno empleo es un mito, como lo reconoce la misma Oficina Internacional del Trabajo. En los países de la OECD, los más ricos del mundo, a los que México accedió por decreto hace dos años, el número de desempleados llegaba hace poco a 35 millones, y v a en aumento. La producción moderna, supuestamente, sólo necesita mano de obra para lo que las máquinas no pueden todavía hacer o resultaría más costoso. La industria maquiladora es un buen ejemplo: viene a México no por filantropía sino porque aquí reali za el tramo manual de su producción y lo paga al menor precio. También aquí consigue supervisores con títulos universitarios y se da el lujo de seleccionarlos entre los más jóvenes y capaces.
El número de profesionistas.En 1938 se graduaron 12 bachilleres del Instituto Científico y Literario de Chihuahua. La mayoría de estos egresados llegaron a ser prominentes profesionistas y hombres de negocios. Pero ahora, los egresados de las licenciaturas entran a un mercado profes ional saturado y por lo mismo devaluado. Ahora tendrán que esforzarse por estudiar una maestría en sus tiempos libres, y hasta un doctorado para poder tener lo que antes tenían con sólo cuatro o cinco años de universidad. Cuando se habla de ética profesio nal hay que tender en cuenta esta devaluación. Ya no es una obligación especial, ahora se está más en pie de igualdad con otros trabajadores.
La crisis económica.La tasa promedio del producto interno bruto en los últimos 15 años fue cero. La economía no creció. Los pronósticos realistas para los próximos años no son alentadores. Como en tiempos de depresión, los flamantes profesionistas de ayer están llamados a se r simples obreros hoy. De nuevo, hay un rasero que obliga a repensar el término "ética del profesionista".
LA LIBERTAD PARA RESPONDERLa ética supone libertad en quienes han de actuar responsablemente; libertad para encontrar al interlocutor y libertad para responder. Sin embargo cada vez es más indirecta la relación con la naturaleza; más opaca la relación con los semejantes; mayor el tiempo que se nos roba; mayor la monetarización de la subsistencia, la sobreindustrialización de los satisfactores y la pérdida de autonomía. El problema es que sin interlocutores no hay respuesta, no haya comportamiento ético, no se dan las condiciones p ara la moral.
Un moralista nos diría que por eso nunca habían estado las cosas tan mal. Pero, para entender mejor las cosas y no condenar fácilmente a los demás, ayuda introducir ahora la noción de límite. El problema es que al despersonalizarse las acciones y al opac arse la naturaleza nos quedamos sin referente para determinar los límites que nos permiten proceder con cordura, con prudencia. La ley interior necesita paredes en la que su voz resuene. Sin muros que nos devuelvan el eco de nuestras acciones, pensamos qu e lo podemos todo; nos sentimos a la altura de los dioses.
La arrogancia ha estado siempre con nosotros como lo atestigua la historia; fue el pecado original según el Génesis, la desobediencia con la que Adán y Eva comieron del fruto de la ciencia del bien y del mal y esperaban ser como dioses. Arrogancia era tam bién la hybris de las tragedias griegas, la pasión con la que los humanos rompían los límites de su naturaleza y pretendían lo inaudito. Arrogancia fue la apuesta de Fausto al hipotecar una existencia que no es nuestra. Pero la catástrofe económica y soci al que se vive actualmente indica que esta arrogancia está fuera de control, porque olvidados de los semejantes y de la naturaleza hemos perdido como nunca antes la noción de límite.
Pensemos en los valores en boga: productividad, eficiencia, ganancia, expansión, competividad. En ellos no entra la noción de límite. No se habla de prójimo, ni de naturaleza. Cuestionar estos valores equivale a oponerse al progreso, no querer la moderni zación, detener el avance de la humanidad. Pero no hay explicación más clara del desastre actual que este olvido de los límites cuyo destino manifiesto es el empobrecimiento de la vida humana bajo el dominio del control corporativo.
El control corporativo no es propiamente un sistema económico sino un sistema financiero. La economía es tan humana y necesaria como el alimento, como la sexualidad, como el descanso, como la religiosidad, como el intercambio social. Jamás podremos presci ndir de ella. El sistema financiero, en cambio, está diseñado para reducir a unidades monetarias el valor de la naturaleza, del trabajo humano, del esparcimiento, de los servicios, y después hacerlos confluir en cantidades crecientes al haber de grupos em presariales sin rostro humano. Hace 25 años Eduardo Galeano escribió un libro famoso, Las Venas Abiertas de América Latina. La imagen habla del drene sistemático del trabajo y los productos naturales de la región y su confluencia en los centros financieros de las metrópolis. Entonces n o existía la evidencia alucinante del endeudamiento externo. Ahora se siguen extrayendo productos naturales, notablemente el petróleo, para abastecer el consumo irracional de quienes siendo el 4 % de la población mundial acaparan el 25% de la producción; pero el envío de productos al exterior va cediendo cada vez más el lugar al envío de dinero en efectivo. La liquidez monetaria en que se transmuta la vida de mucha gente permite despojar pacíficamente a los países y aumentar la acumulación transnacional. El país se empobrece ante nuestra vista con el ritmo acelerado de la lógica de la máxima ganancia como valor supremo.
Los campeones del libre comercio, que ni es libre ni es comercio en sentido humano, hablan de que no debe haber barreras locales ni nacionales que interfieran con la explotación de los recursos naturales, la salarización del trabajo y el consumo de produc tos industrializados; todo para traducir la vida a términos monetarios y hacerla fluir hacia los centros de la acumulación. Desde esta perspectiva el narcotráfico es el paradigma lógico de la avaricia financiera: la máxima acumulación de dinero, con el consumo más redituable, sin límite de fronteras, sin respetar leyes, aprovechando la tecnología más avanzada en comunicación, transporte, transacciones bancarias; dejando atrás las nociones de patria, cultura, respeto por la vida, estabilidad, fidelidad, permanencia. Naturalmente cada día se hace más clara la relación simbiótica entre el poder político, el financiero y el narcot ráfico. Llegó la era de los narcoestados. No es ficción, son cabezas de los diarios. Uno diría que es el paroxismo, el destino final del libre mercado.
Los opositores a este mito del libre mercado tanto en Norteamérica como en Europa y en Asia denuncian que es antinatural (contra la naturaleza y sus ritmos), antidemocrático, porque despoja a las personas y las comunidades de su autonomía; sacrílego porqu e pervierte el orden de la creación y finalmente efímero porque destruye la base misma de la subsistencia. La mayor tragedia contemporánea es que el éxito del libre mercado está coincidiendo con el deterioro general de las ciudades, del campo y de la atmó sfera. Se nos acaba el lugar donde vivir. El suicidio se hace colectivo.
EL DESAFÍOPara reconstruir el diálogo moral tenemos ante todo que hacer luz. El sistema corporativo opera en la oscuridad, a nuestras espaldas. Cuando surge una catástrofe como la contaminación en la ciudad de México ya es tarde. Las ganancias ya se realizaron, el dinero se sacó a tiempo y las consecuencias las pagan los que se quedan en un entorno degradado. La pobreza es real en términos materiales, pero mucho más grave en la devaluación de nuestras capacidades y relaciones. Nos han hecho depender de una droga qu e es el circulante. En la ciudad todo tiene dueño y precio. La convivencia se mercantiliza, el débil tejido social se rompe donde quiera que alguien decide tomar el atajo del dinero fácil, la ilusión de comprar la vida con dinero. Obsesionados con la subs istencia reducida al poder de compra, nos han hecho insensibles a las voces de la naturaleza, de nuestras capacidades, de nuestros prójimos. Sin sensibilidad moral hemos perdido el rumbo y caminamos a la catástrofe. La recuperación moral no debe ser distinta de la recuperación física cuando nos defendemos de la enfermedad: dejamos de tomar o de hacer lo que nos hace daño, lo que nos provoca el mal. Después retomamos el paso poco a poco y empezamos a convalecer hasta que recuperamos otra vez el equilibrio.
El primer consejo es darle la espalda al progreso corporativo. Dejar de creer en él. Desbancar los mitos geniales. Mostrar la falacia de la globalización y la competencia en la que el destino es un gran ganador y muchos perdedores. Hacer ver que la esclav itud moderna consiste en subsidiar a costa del trabajo y la naturaleza la acumulación financiera de las grandes corporaciones. Subsidio público y ganancia privada, como dice Noam Chomsky. Hacer ver que la calidad de vida es lo contrario del consumo impers onal; que nadie se recoge para dar gracias a Dios antes de comer fast food; que la convivencia depende de economías locales, de tener cerca el trabajo, de poder desplazarse a pie con autonomía y seguridad, de dar lugar a que los niños y viejos conversen, de que produzcamos parte de lo que consumimos y nos hagamos cargo de lo que desechamos. De que la comunidad haga espacio para los enfermos, los viejos, los locos.
El tratamiento para sensibilizarnos a las exigencias de la ética supone un cambio interior y un cambio estructural. El interior es reconocer nuestra dependencia y nuestra obligación para con el prójimo y para con la naturaleza. El cambio estructural supon e reconstruir la economía, la política y la vida social. No queremos condenar el ingenio humano, los logros de la ciencia, las aplicaciones tecnológicas. Lo que no aceptamos es la arrogancia de sentir que podemos proceder sin límites. Lo malo no está en e l dinero sino en haber subordinado la convivencia a la acumulación.
El momento es propicio porque la insurgencia es general, sea de deudores irritados por la usura, sea de ciudadanos que defienden los derechos humanos, sea de empresarios y trabajadores que se oponen al modelo económico, sea de ecologistas que luchan con tra la contaminación industrial, sea de indígenas que dicen basta a la discriminación y el despojo. También nos resulta intolerable el doble lenguaje, la mentira oficial, el "negocio de la declamación" que dice Monsiváis, parodiando la queja de que los op ositores al régimen han hecho un "negocio de la reclamación".
Y así hay que volver al concepto inicial, el profesionista y su ética. La pregunta es qué deben hacer ustedes los estudiantes de hoy y los profesionistas de mañana. La respuesta la tienen que dar ustedes. Estas reflexiones llevan a recuperar la sensibilid ad moral, a fin de escuchar el imperativo de nuestro prójimo y del orden natural. El mensaje que anuncio es que sólo el comportamiento ético nos permite vivir con plenitud y evitar el desastre colectivo.

jueves, 11 de junio de 2009

Etica profecional


En mi caso soy estudiante de derecho, curso el segundo semestre y pretendo entender y poner en práctica lo que sera a futuro como abogada mi ética profecional.
Pienso que el derecho ha sido desde sus inicios una forma de conducta imposible de omitir.
Es por eso que al ejercer una profecion como la de derecho al igual que cualquier otra que incurra con el comportamiento humano, debe existir un control amplio de la etica del profecionista.
En la actualidad tenemos que navegar en un turbulento mar en el que las criticas y los ataques resultan constantes y persistentes; en nuestras manos esta demostrar nuestra capacidad e integridad para así ganar el respeto que esperamos de los demás.
La sola satisfacción de cumplir con los estandares de legalidad y valores humanos nos es suficientes para estar contentos con nuestra persona.

miércoles, 10 de junio de 2009

Por que de valores se trata


Por que de valores se trata este blog, tomate tu tiempo para leer y reflexionar.

LA HONESTIDAD
Es aquella cualidad humana por la que la persona se determina a elegir actuar siempre con base en la verdad y en la auténtica justicia (dando a cada quien lo que le corresponde, incluida ella misma).
Ser honesto es ser real, acorde con la evidencia que presenta el mundo y sus diversos fenómenos y elementos; es ser genuino, auténtico, objetivo. La honestidad expresa respeto por uno mismo y por los demás, que, como nosotros, "son como son" y no existe razón alguna para esconderlo. Esta actitud siembra confianza en uno mismo y en aquellos quienes están en contacto con la persona honesta.
La honestidad no consiste sólo en franqueza (capacidad de decir la verdad) sino en asumir que la verdad es sólo una y que no depende de personas o consensos sino de lo que el mundo real nos presenta como innegable e imprescindible de reconocer.
Lo que no es la honestidad:
- No es la simple honradez que lleva a la persona a respetar la distribución de los bienes materiales. La honradez es sólo una consecuencia particular de ser honestos y justos.
- No es el mero reconocimiento de las emociones "así me siento" o "es lo que verdaderamente siento". Ser honesto, además implica el análisis de qué tan reales (verdaderos) son nuestros sentimientos y decidirnos a ordenarlos buscando el bien de los demás y el propio.
- No es la desordenada apertura de la propia intimidad en aras de "no esconder quien realmente somos", implicará la verdadera sinceridad, con las personas adecuadas y en los momentos correctos.
- No es la actitud cínica e impúdica por la que se habla de cualquier cosa con cualquiera… la franqueza tiene como prioridad el reconocimiento de la verdad y no el desorden.
Hay que tomar la honestidad en serio, estar conscientes de cómo nos afecta cualquier falta de honestidad por pequeña que sea… Hay que reconocer que es una condición fundamental para las relaciones humanas, para la amistad y la auténtica vida comunitaria. Ser deshonesto es ser falso, injusto, impostado, ficticio. La deshonestidad no respeta a la persona en sí misma y busca la sombra, el encubrimiento: es una disposición a vivir en la oscuridad. La honestidad, en cambio, tiñe la vida de confianza, sinceridad y apertura, y expresa la disposición de vivir a la luz, la luz de la verdad.
LA PUNTUALIDAD
El valor que se construye por el esfuerzo de estar a tiempo en el lugar adecuado.
El valor de la puntualidad es la disciplina de estar a tiempo para cumplir nuestras obligaciones: una cita del trabajo, una reunión de amigos, un compromiso de la oficina, un trabajo pendiente por entregar.
El valor de la puntualidad es necesario para dotar a nuestra personalidad de carácter, orden y eficacia, pues al vivir este valor en plenitud estamos en condiciones de realizar más actividades, desempeñar mejor nuestro trabajo, ser merecedores de confianza.
La falta de puntualidad habla por sí misma, de ahí se deduce con facilidad la escasa o nula organización de nuestro tiempo, de planeación en nuestras actividades, y por supuesto de una agenda, pero, ¿qué hay detrás de todo esto?
Muchas veces la impuntualidad nace del interés que despierta en nosotros una actividad, por ejemplo, es más atractivo para un joven charlar con los amigos que llegar a tiempo a las clases; para otros es preferible hacer una larga sobremesa y retrasar la llegada a la oficina. El resultado de vivir de acuerdo a nuestros gustos, es la pérdida de formalidad en nuestro actuar y poco a poco se reafirma el vicio de llegar tarde.
En este mismo sentido podríamos añadir la importancia que tiene para nosotros un evento, si tenemos una entrevista para solicitar empleo, la reunión para cerrar un negocio o la cita con el director del centro de estudios, hacemos hasta lo imposible para estar a tiempo; pero si es el amigo de siempre, la reunión donde estarán personas que no frecuentamos y conocemos poco, o la persona –según nosotros- representa poca importancia, hacemos lo posible por no estar a tiempo, ¿qué mas da...?
Para ser puntual primeramente debemos ser conscientes que toda persona, evento, reunión, actividad o cita tiene un grado particular de importancia. Nuestra palabra debería ser el sinónimo de garantía para contar con nuestra presencia en el momento preciso y necesario.
Otro factor que obstaculiza la vivencia de este valor, y es poco visible, se da precisamente en nuestro interior: imaginamos, recordamos, recreamos y supuestamente pensamos cosas diversas a la hora del baño, mientras descansamos un poco en el sofá, cuando pasamos al supermercado a comprar "sólo lo que hace falta", en el pequeño receso que nos damos en la oficina o entre clases... pero en realidad el tiempo pasa tan de prisa, que cuando "despertamos" y por equivocación observamos la hora, es poco lo que se puede hacer para remediar el descuido.
Un aspecto importante de la puntualidad, es concentrarse en la actividad que estamos realizando, procurando mantener nuestra atención para no divagar y aprovechar mejor el tiempo. Para corregir esto, es de gran utilidad programar la alarma de nuestro reloj o computadora (ordenador), pedirle a un familiar o compañero que nos recuerde la hora (algunas veces para no ser molesto y dependiente), etc., porque es necesario poner un remedio inmediato, de otra forma, imposible.
Lo más grave de todo esto, es encontrar a personas que sienten "distinguirse" por su impuntualidad, llegar tarde es una forma de llamar la atención, ¿falta de seguridad y de carácter? Por otra parte algunos lo han dicho: "si quieren, que me esperen", "para qué llegar a tiempo, si...", "no pasa nada...", "es lo mismo siempre". Estas y otras actitudes son el reflejo del poco respeto, ya no digamos aprecio, que sentimos por las personas, su tiempo y sus actividades
Para la persona impuntual los pretextos y justificaciones están agotados, nadie cree en ellos, ¿no es tiempo de hacer algo para cambiar esta actitud? Por el contrario, cada vez que alguien se retrasa de forma extraordinaria, llama la atención y es sujeto de toda credibilidad por su responsabilidad, constancia y sinceridad, pues seguramente algún contratiempo importante ocurrió..
Podemos pensar que el hacerse de una agenda y solicitar ayuda, basta para corregir nuestra situación y por supuesto que nos facilita un poco la vida, pero además de encontrar las causa que provocan nuestra impuntualidad (los ya mencionados: interés, importancia, distracción), se necesita voluntad para cortar a tiempo nuestras actividades, desde el descanso y el trabajo, hasta la reunión de amigos, lo cual supone un esfuerzo extra -sacrificio si se quiere llamar-, de otra manera poco a poco nos alejamos del objetivo.
La cuestión no es decir "quiero ser puntual desde mañana", lo cual sería retrasar una vez más algo, es hoy, en este momento y poniendo los medios que hagan falta para lograrlo: agenda, recordatorios, alarmas...
Para crecer y hacer más firme este valor en tu vida, puedes iniciar con estas sugerencias:
- Examínate y descubre las causas de tu impuntualidad: pereza, desorden, irresponsabilidad, olvido, etc.
- Establece un medio adecuado para solucionar la causa principal de tu problema (recordando que se necesita voluntad y sacrificio): Reducir distracciones y descansos a lo largo del día; levantarse más temprano para terminar tu arreglo personal con oportunidad; colocar el despertador más lejos...
- Aunque sea algo tedioso, elabora por escrito tu horario y plan de actividades del día siguiente. Si tienes muchas cosas que atender y te sirve poco, hazlo para los siguientes siete días. En lo sucesivo será más fácil incluir otros eventos y podrás calcular mejor tus posibilidades de cumplir con todo. Recuerda que con voluntad y sacrificio, lograrás tu propósito.
- Implementa un sistema de "alarmas" que te ayuden a tener noción del tiempo (no necesariamente sonoras) y cámbialas con regularidad para que no te acostumbres: usa el reloj en la otra mano; pide acompañar al compañero que entra y sale a tiempo; utiliza notas adheribles...
- Establece de manera correcta tus prioridades y dales el lugar adecuado, muy especialmente si tienes que hacer algo importante aunque no te guste.
Vivir el valor de la puntualidad es una forma de hacerle a los demás la vida más agradable, mejora nuestro orden y nos convierte en personas digna de confianza.
LA RESPONSABILIDAD
La responsabilidad (o la irreponsabilidad) es fácil de detectar en la vida diaria, especialmente en su faceta negativa: la vemos en el plomero que no hizo correctamente su trabajo, en el carpintero que no llegó a pintar las puertas en el día que se había comprometido, en el joven que tiene bajas calificaciones, en el arquitecto que no ha cumplido con el plan de construcción para un nuevo proyecto, y en casos más graves en un funcionario público que no ha hecho lo que prometió o que utiliza los recursos públicos para sus propios intereses.
Sin embargo plantearse qué es la responsabilidad no es algo tan sencillo. Un elemento indispensable dentro de la responsabilidad es el cumplir un deber. La responsabilidad es una obligación, ya sea moral o incluso legal de cumplir con lo que se ha comprometido.
La responsabilidad tiene un efecto directo en otro concepto fundamental: la confianza. Confiamos en aquellas personas que son responsables. Ponemos nuestra fe y lealtad en aquellos que de manera estable cumplen lo que han prometido.
La responsabilidad es un signo de madurez, pues el cumplir una obligación de cualquier tipo no es generalmente algo agradable, pues implica esfuerzo. En el caso del plomero, tiene que tomarse la molestia de hacer bien su trabajo. El carpintero tiene que dejar de hacer aquella ocupación o gusto para ir a la casa de alguien a terminar un encargo laboral. La responsabilidad puede parecer una carga, y el no cumplir con lo prometido origina consecuencias.
¿Por qué es un valor la responsabilidad? Porque gracias a ella, podemos convivir pacíficamente en sociedad, ya sea en el plano familiar, amistoso, profesional o personal.
Cuando alguien cae en la irresponsabilidad, fácilmente podemos dejar de confiar en la persona. En el plano personal, aquel marido que durante una convención decide pasarse un rato con una mujer que recién conoció y la esposa se entera, la confianza quedará deshecha, porque el esposo no tuvo la capacidad de cumplir su promesa de fidelidad. Y es que es fácil caer en la tentación del capricho y del bienestar inmediato. El esposo puede preferir el gozo inmediato de una conquista, y olvidarse de que a largo plazo, su matrimonio es más importante.
El origen de la irresponsabilidad se da en la falta de prioridades correctamente ordenadas. Por ejemplo, el carpintero no fue a pintar la puerta porque llegó su "compadre" y decidieron tomarse unas cervezas en lugar de ir a cumplir el compromiso de pintar una puerta. El carpintero tiene mal ordenadas sus prioridades, pues tomarse una cerveza es algo sin importancia que bien puede esperar, pero este hombre (y tal vez su familia), depende de su trabajo.
La responsabilidad debe ser algo estable. Todos podemos tolerar la irresponsabilidad de alguien ocasionalmente. Todos podemos caer fácilmente alguna vez en la irresponsabilidad. Empero, no todos toleraremos la irresponsabilidad de alguien durante mucho tiempo. La confianza en una persona en cualquier tipo de relación (laboral, familiar o amistosa) es fundamental, pues es una correspondencia de deberes. Es decir, yo cumplo porque la otra persona cumple.
El costo de la irresponsabilidad es muy alto. Para el carpintero significa perder el trabajo, para el marido que quiso pasarse un buen rato puede ser la separación definitiva de su esposa, para el gobernante que usó mal los recursos públicos puede ser la cárcel.
La responsabilidad es un valor, porque gracias a ella podemos convivir en sociedad de una manera pacífica y equitativa. La responsabilidad en su nivel más elemental es cumplir con lo que se ha comprometido, o la ley hará que se cumpla. Pero hay una responsabilidad mucho más sutil (y difícil de vivir), que es la del plano moral.
Si le prestamos a un amigo un libro y no lo devuelve, o si una persona nos deja plantada esperándole, entonces perdemos la fe y la confianza en ella. La pérdida de la confianza termina con las relaciones de cualquier tipo: el chico que a pesar de sus múltiples promesas sigue obteniendo malas notas en la escuela, el marido que ha prometido no volver a emborracharse, el novio que sigue coqueteando con otras chicas o el amigo que suele dejarnos plantados. Todas esta conductas terminarán, tarde o temprano y dependiendo de nuestra propia tolerancia hacia la irresponsabilidad, con la relación.
Ser responsable es asumir las consecuencias de nuestra acciones y decisiones. Ser responsable también es tratar de que todos nuestros actos sean realizados de acuerdo con una noción de justicia y de cumplimiento del deber en todos los sentidos.
Los valores son los cimientos de nuestra convivencia social y personal. La responsabilidad es un valor, porque de ella depende la estabilidad de nuestras relaciones. La responsabilidad vale, porque es difícil de alcanzar.
¿Qué podemos hacer para mejorar nuestra responsabilidad?
El primer paso es percatarnos de que todo cuanto hagamos, todo compromiso, tiene una consecuencia que depende de nosotros mismos. Nosotros somos quienes decidimos.
El segundo paso es lograr de manera estable, habitual, que nuestros actos correspondan a nuestras promesas. Si prometemos "hacer lo correcto" y no lo hacemos, entonces no hay responsabilidad.
El tercer paso es educar a quienes están a nuestro alrededor para que sean responsables. La actitud más sencilla es dejar pasar las cosas: olvidarse del carpintero y conseguir otro, hacer yo mismo el trabajo de plomería, despedir al empleado, romper la relación afectiva. Pero este camino fácil tiene su propio nivel de responsabilidad, porque entonces nosotros mismos estamos siendo irresponsables al tomar el camino más ligero. ¿Qué bien le hemos hecho al carpintero al despedirlo? ¿Realmente romper con la relación era la mejor solución? Incluso podría parecer que es "lo justo" y que estamos haciendo "lo correcto". Sin embargo, hacer eso es caer en la irresponsabilidad de no cumplir nuestro deber y ser iguales al carpintero, al gobernante que hizo mal las cosas o al marido infiel. ¿Y cual es ese deber? La responsabilidad de corregir.
El camino más difícil, pero que a la larga es el mejor, es el educar al irresponsable. ¿No vino el carpintero? Entonces, a ir por él y hacer lo que sea necesario para asegurarnos de que cumplirá el trabajo. ¿Y el plomero? Hacer que repare sin costo el desperfecto que no arregló desde la primera vez. ¿Y con la pareja infiel? Hacerle ver la importancia de lo que ha hecho, y todo lo que depende de la relación. ¿Y con el gobernante que no hizo lo que debía? Utilizar los medios de protesta que confiera la ley para que esa persona responda por sus actos.
Vivir la responsabilidad no es algo cómodo, como tampoco lo es el corregir a un irresponsable. Sin embargo, nuestro deber es asegurarnos de que todos podemos convivir armónicamente y hacer lo que esté a nuestro alcance para lograrlo.
¿Qué no es fácil? Si todos hiciéramos un pequeño esfuerzo en vivir y corregir la responsabilidad, nuestra sociedad, nuestros países y nuestro mundo serían diferentes.
Sí, es difícil, pero vale la pena.


¿Gobalizacion?




La globalización empezó un jueves. Además del día se sabe también la fecha precisa (era el 8 de septiembre de 1522), y se conserva noticia de la ocasión: el "Victoria", una de las cáscaras de nuez que entonces se usaban como barcos, soltó anclas después de tres años de viaje y de haberle dado la vuelta al mundo por primera vez en la historia.
Lo que ya no resulta tan claro es cómo ha de entenderse el suceso y si lo verdaderamente importante fue que en las bodegas maltrechas del "Victoria" hubiese especias de islas y continentes del otro lado del planeta (el primer paso hacia el comercio global), o que al cerrar el círculo y regresar al punto de partida, Juan Sebastián de Elcano y sus 16 andrajosos y sedientos compañeros (Fernando de Magallanes había muerto un año atrás), hubieran demostrado la finitud del mundo.
Las visiones sobre la globalización, según parece, no han conseguido superar la disyuntiva cinco siglos después, cuando el proceso ha entrado a su etapa final y es ya claramente irreversible. Los economistas más limitados (los herederos y defensores de la interpretación comercial), no consiguen sino encontrar virtudes en el intercambio mundial de mercancías e insisten en la necesidad de dejarlo correr sin trabas.
Hay estadistas y pensadores, sin embrago, que a partir de una visión de más distancia, señalan que vivir en un mundo finito nos obliga a dirigir el proceso de globalización y darle algo más que un sentido comercial. Si no se lo hace descansar en criterios solidarios; si se excluye de la toma de decisiones a los países pobres; si se permite que los intereses puramente individuales priven sobre los valores comunitarios y se hace del comercio la medida de todas las cosas, la globalidad desembocará en deshumanización. No habrá ya diferencia entre ser humano y ser cosa.



Factores que impulsan su desarrollo:
Apertura de mercados nacionales:
Libre comercio.
Fusiones entre empresas: Multinacionales.
Eliminación de empresas públicas:
Privatizaciones.
Desregulación financiera internacional a favor del libre comercio: los
TLC.
Beneficios potenciales:
Mayor
eficiencia del mercado que aumenta su competencia disminuyendo el poder monopolista.
Mejoras en la comunicación y cooperación internacional que puede llevar a un mejor aprovechamiento de los recursos.
Impulso desarrollo científico-técnico al ser lucrativo.
Mayor capacidad de maniobra frente a las fluctuaciones de las economías nacionales.
Eliminación de las
barreras de entrada del mercado laboral, financiero y de bienes y servicios.
Riesgos:
Irresponsabilidad de empresas y multinacionales.
Aumento de desequilibrios económicos, sociales y territoriales.
Descuido sobre los índices de desarrollo humano: aumento de la pobreza.
Pérdida de factores que no se adapten a la competencia.



Actualmente, la mayor parte de las economías buscan consolidar o iniciar su participación dentro del proceso de globalización e integración económica de los mercados, lo cual les permitirá asegurar el no quedar excluidas de los bloques comerciales ya formados o en proceso de constitución, pero de los cuales saben, pueden obtener las ventajas inherentes a este proceso.
México, como muchas de las economías en vías de desarrollo, ha tenido que diversificar la estructura de sus exportaciones para poder participar dentro del proceso actual de integración y globalización, bajo el cual se encuentra inmersa actualmente la economía mundial. De ser un país preponderantemente exportador de materias primas, se ha buscado desarrollar otras industrias, las cuales permitan competir con las mejores ventajas competitivas posibles con el resto de las economías mundiales.
Hace poco más de un decenio, México emprendió de manera sistemática un amplio proceso de transformación económica orientado hacia la competitividad, la asignación eficiente de los recursos y la modernización del Estado. Ya desde fines de los setenta, los profundos cambios en los mercados, propiciados por la dinámica de las telecomunicaciones y las tecnologías de la información anunciaban un proceso de globalización que hoy vivimos intensamente.


Por que es importante saber


En estos tiempos de contiendas electorales todos nos llenamos de dudas e incertidumbres al no saber por quien votar, ya que muchas veces no estamos consientes de lo importante que es una organización a ala que pertenecen los representantes quienes muy amablemente se acercan a nosotros para pedir nuestra aceptacion.
Un partido político es una agrupación política que busca alcanzar y mantener el
poder, usualmente participando en elecciones. A menudo un partido adopta expresamente una ideología o una visión de la realidad que plasma en su plataforma.
Los partidos políticos canalizan y dan expresión política a los intereses sectoriales. Permiten unificar criterios ante las discrepancias respecto a los fines de la comunidad y a los medios para alcanzarlos.
Su fin inmediato, propio y exclusivo es acceder a los cargos públicos o al menos influir en los procesos de toma de decisiones. Su medio de acción es la competencia electoral. Deben tener cierta perdurabilidad en el tiempo lo que supone la existencia de una organización estable y jerárquica (distribución de tareas y responsabilidades). Desde una perspectiva amplia y racionalista
Max Weber afirma que son: “formas de socialización que, descansando en un reclutamiento formalmente libre, tienen por fin proporcionar poder a sus dirigentes dentro de su asociación y otorgar por este medio a sus miembros activos determinadas probabilidades ideales o materiales”. En contraste con este enfoque, David Easton considera que los partidos políticos son canales de transmisión hacia los poderes públicos de las demandas de la población, mediante los cuales se decide que políticas públicas deben efectuarse para garantizar la convivencia pacífica y el progreso social.
esta información muchas veces mala mente es ignorada por muchos de nosotros al no mostrar interés por estas cuestiones, es decir que en la cotidianeidad de nuestra vida no buscamos la repuesta a todas esas interrogantes que se nos presentan.





Aborto... ¿si o no?


VIdeo de reflexion


Hay muchos argumentos que se han difundido insistentemente, especialmente en aquellos países donde, con cualquier motivo, intentan buscar la legalización del aborto o ampliarlo allí donde ya se ha legalizado alguna de sus formas.
Es inhumano no legalizar el "aborto terapéutico" que debería realizarse cuando el embarazo pone a la mujer en peligro de muerte o de un mal grave y permanente
La Verdad: En este caso el término "terapéutico" es utilizado con el fin de confundir. "terapia" significa curar y en este caso el aborto no cura nada. Actualmente, la ciencia médica garantiza que prácticamente no hay circunstancias en la cual se deba optar ente la vida de la madre o la del hijo. Ese conflicto pertence a la historia de la obstetricia. Ya en 1951, el Congreso de Cirujanos del American College dijo que "todo el que hace un aborto terapéutico o ignora los métodos modernos para tratar las complicaciones de un embarazo o no quiere tomarse el tiempo para usarlos" . El temido caso de los embarazos "ectópicos" o que progresan fuera del útero materno están siendo manejados médicamente cada vez con mayor facilidad. por otro lado, el código de ética médica señala que en el caso de complicaciones en el embarazo deben hacerse los esfuerzos proporcionados para salvar a madre e hijo y nunca tener como salida la muerte premeditada de uno de ellos.
Es brutal e inhumano permitir que una mujer tenga el hijo producto de una violación, por ello, para estos casos, debería legalizarse el aborto llamado "sentimental".
La Verdad: En primer lugar los embarazos que siguen a una violación son extremadamente raros. En Estados Unidos, por ejemplo, la violación es un serio problema, aproximadamente 78,000 casos fueron reportados en el año 1982. Esta cifra es más importante si se tiene en cuenta, que del 40% al 80% de las violaciones no se denuncian.
En estos casos los embarazos son extraordinariamente raros, por varias causas. Por ejemplo, las disfunciones sexuales en los violadores, cuya tasa es extremadamente alta. En tres estudios se ha constatado que el 39, el 48 y el 54% de las mujeres víctimas del ataque no habían quedado expuestas al esperma durante la violación.
En otro estudio se comprobó que el 51% de los violadores experimentaron disfunciones que no les permitieron terminar el acto sexual. Otra causa por la que son extremadamente raros los embarazos por violación: la total o temporal infertilidad de la víctima. La víctima puede ser naturalmente estéril; puede ser muy joven o muy vieja, puede estar ya embarazada o puede haber otras razones naturales.
El 43% de las víctimas se encontraba en estas categorías. La víctima puede estar tomando anticonceptivos, tener un DIU o ligadura de trompas, el 20% se situaba en esta categoría. Así, sólo una minoría de las víctimas tienen un potencial de fertilidad.Además de la infertilidad natural, algunas víctimas están protegidas del embarazo por lo que se ha llamado stress de infertilidad; una forma de infertilidad temporal como reacción al stress extremo.
El ciclo menstrual, controlado por hormonas, es fácilmente distorcionado por un stress emocional y puede actuar demorando la ovulación; o si la mujer ya ha ovulado la menstruación puede ocurrir prematuramente.Un estudio determinó que se registraron solamente el 0.6% de embarazos en 2190 víctimas de violación.
En una serie de 3,500 casos de violación en 10 años en el Hospital San Pablo de Minneapolis, no hubo un solo caso de embarazos puede ocurrir.Procurar una legislación en base a una excepción en vez de una regla es totalmente irracional desde el punto de vista jurídico. Es obvio que el espantoso crimen de la violación es utilizado para sensibilizar al público en favor del aborto, al presentar al fruto inocente de una posible concepción brutal como un agresor. Es claro que la mujer ha sufrido una primera espantosa agresión, la de la violación. Presentar el aborto como una "solución" es decir que un veneno hay que combatirlo aplicando otro.
El aborto no va a quitar ningún dolor físico o psicológico producido en una violación. Al contrario, le va a agregar las complicaciones físicas y psíquicas que ya el aborto tiene de por sí.Por otro lado, el fruto de este acto violento es un niño inocente, que no carga para nada con la brutal decisión de su padre genético. Por otro lado, los legisladores más expertos señalan que legalizar el aborto "sentimental" es abrirle la puerta a serias complicaciones jurídicas: prácticamente cualquier unión, incluso consensual, podría ser presentada como contraria a la voluntad de la mujer y, por tanto, una violación. Finalmente, el argumento más importante, es que el aborto por violación no es siquiera aceptado por sus verdaderas víctimas, las mujeres violadas. Pueden leerse estos duros pero reveladores
testimonios
Es necesario eliminar a un niño con deficiencias porque él sufrirá mucho y le ocasionará sufrimientos y gastos a los padres.
La Verdad: Este principio, conocido como "aborto eugenésico" se basa en el falso postulado de que "los lindos y sanos" son quienes deben establecer el criterio de valor de cuándo una vida vale o no. Con ese criterio, tendríamos motivo suficiente para matar a los minusválidos ya nacidos.
Por otro lado, científicamente, las pruebas prenatales no tienen seguridad del 100% para determinar malformaciones o defectos. Por ejemplo, en el caso de la rubeola, revisando 15 estudios de importancia, se encontró que sólo el 16.5% de los bebitos tendrían defectos. Quiere decir que el aborto por causa de la rubeola matará a 5 criaturas perfectamente sanas por cada bebé afectado.
Por último, ¿Quién puede afirmar que los minusválidos no desean vivir? Una de las manifestaciones contra el aborto más impresionantes en el estado norteamericano de California fue la realizada por un numeroso grupo de minusválidos reunidos bajo un gran cartel: "Gracias mamá porque no me abortaste".
El Dr. Paul Cameron ha demostrado ante la Academia de Psicólogos Americanos que ho hay diferencia entre las personas normales y anormales en lo que concierne a satisfacción de la vida, actitud hacia el futuro y vulnerabilidad a la frustración. "Decir que estos niños disfrutarían menos de la vida es una opinión que carece de apoyo empírico teórico", dice el experto. Incluso son numerosos los testimonios de los padres de niños disminuidos física o mentalmente que manifiestan el amor y la alegría que esos hijos les han prodigado.
El aborto debe ser legal porque todo niño debe ser deseado.
La Verdad: Este es un argumento absurdo. El "deseo" o "no deseo" no afecta en nada la dignidad y el valor intrínseco de una persona. El niño no es una "cosa" sobre cuyo valor puede decidir otro de acuerdo a su estado de ánimo. Por otro lado, el que una mujer no esté contenta con su embarazo durante los primeros meses no indica que esta misma mujer no vaya a amar a su bebé una vez nacido.
Se ha podido comprobar que en los países donde el aborto está legalizado, se incrementa la violencia de los padres sobre los niños, especialmente la de la madre sobre sus hijos aun cuando sean planificados y esperados. La respuesta a ésto es que cuando la mujer violenta su naturaleza y aborta, aumenta su potencialidad de violencia y contagia ésta a la sociedad, la cual se va haciendo insensible al amor, al dolor y a la ternura.
El aborto debe ser legal porque la mujer tiene derecho a decidir sobre su propio cuerpo.
La Verdad: Pero no cuando el sentido común y la ciencia moderna reconocen que en un embarazo hay dos vidas y dos cuerpos. Mujer, según definición de diccionario, es un "ser humano femenino". Dado que el sexo se determina cromosómicamente en la concepción, y más o menos la mitad de los que son abortados son "seres humanos femeninos"; obviamente NO TODA MUJER TIENE DERECHO A CONTROLAR SU PROPIO CUERPO.
Con la legalización del aborto se terminarían los abortos clandestinos.
La Verdad: Las estadísticas en los países "desarrollados" demuestran que esto no es así. Por el contrario, la legalización del aborto lo convierte en un método que parece moralmente aceptable y por tanto, como una opción posible que no es igualmente considerada allí donde no es legal.
Pero dado que la gran mayoría de abortos no son por un motivo "sentimental", "terapéutico" o "eugenésico", sino por un embarazo considerado "vergonzoso", no es extraño que la mujer -especialmente si es adolescente o joven- busque igualmente métodos abortivos clandestinos por la sencilla razón de que una ley, aunque quite la pena legal, no quita la verguenza y el deseo de ocultamiento. Por otro lado, esta mentira se basa en el mito según el cual los abortos legales son más "seguros" que los clandestinos. Un ejemplo: Una investigación realizada en 1978 en Estados Unidos arrojó que sólo en las clínicas de Illlinois, se habían producido 12 muertes por abortos legales.
El aborto debe ser legal porque la mujer tiene derecho sobre su propio cuerpo.
La Verdad: ¿Tiene una persona derecho a decidir sobre su propio cuerpo? Sí, pero hasta cierto punto. ¿Puede alguien eliminar a un vecino ruidoso sólo porque molesta a sus oídos? Obviamente no. Es igual en el caso del aborto. La mujer estaría decidiendo no sobre su propio cuerpo, sino sobre el de un ser que no es ella, aunque esté temporalmente dentro de ella. El aborto es una operación tan sencilla como extraerse una muela o las amígdalas. Casi no tiene efectos colaterales. La Verdad: Las cifras desmienten esta afirmación. Después de un aborto legal, aumenta la esterilidad en un 10%, los abortos espontáneos también en un 10%, y los problemas emocionales suben del 9 al 59%. Además, hay complicaciones si los embarazos son consecutivos y la mujer tiene el factor RH negativo. Los embarazos extra-uterinos aumentan de un 0.5% a un 3.5%, y los partos prematuros de un 5% a un 15%. También pueden darse perforación del útero, coágulos sanguíneos en los pulmones, infección, y hepatitis producida por las tansfusiones, que podría ser fatal. Además, cada vez más investigaciones tienden a confirmar una importante tesis médica: que la interrupción violenta del proceso de gestación mediante el aborto afecta las células de las mamas, haciéndolas sensiblemente más propensas al cáncer. Algunos partidarios del aborto incluso han llegado a plantear que el aborto es menos peligroso que un parto. Esta afirmación es falsa: el aborto, especialmente en los últimos meses del embarazo, es notablemente más peligroso. En los países ricos mueren dos veces más mujeres por aborto legal que por disfunciones del parto. Por otro lado, algunas mujeres tienen problemas emocionales y psicológicos inmediatamente después del aborto,otras los tienen muchos años después: se trata del Sindrome Post Aborto. Las mujeres que lo padecen niegan y reprimen cualquier sentimiento negativo por un periodo promedio de al menos cinco años. Después surgen una variedad de síntomas, desde sudoraciones y palpitaciones hasta anorexia, alucinaciones y pesadillas. Los síntomas son sorprendentemente similares a los del Síndrome de tensión post traumático que sufrieron algunos veteranos, 10 años o más después de haber combatido en una guerra.





viernes, 5 de junio de 2009

Como jóven pienso que...


El mundo actual vive una sistematizacion exajerada y rutinaria.

La forma elejida por nuestra misma persona de manipular nuestras acciones, resulta ser una ventana totalmente abierta al mal manejo de nuestro comportamiento.

Los pretextos y excusas muchas veces empledos nos hacen crear de nuestra aptitud un gran valle de pensamientos negativos como:

Si yo fuera como...

Si yo huviera...

La culpa de todo la tiene...

Es imposible que yo...

etc...

etc...

Aún cuando aceptamos las complicaciones y tratamos de rectificar nuestros errores; no basta con decir una y otra vez lo que haremos, lo que lograremos, las metas que pasaremos, y a quienes les demostraremos.

La negatividad y la ineptitud creada sin fundamentos en nuestra mente, no ayuda en nada a nuestra superacion personal, y conlleva al mal manejo de nuestras emociones.